El Parmigiano Reggiano Prodotto di Montagna es una auténtica excelencia DOP elaborada con leche cruda de montaña, que garantiza su origen y calidad. La certificación de la UE asegura que la leche proviene exclusivamente de establos de montaña, con al menos el 60% de la alimentación cultivada en estas zonas. Seleccionado tras una rigurosa evaluación a los 20 meses, este queso alcanza su madurez completa a los 30 meses, desarrollando un perfil organoléptico rico e intenso, perfecto para quienes buscan sabores decididos y complejos. Aspecto: Forma cilíndrica tradicional con corteza dura. Pasta de color amarillo pajizo intenso, sin ojos o con ojos pequeños. Estructura: Granulosidad bien evidente, consistencia compacta y muy quebradiza, enriquecida con numerosos cristales de tirosina que aportan una crocancia distintiva. Olor y aroma: Complejos y envolventes, con notas de frutos secos y caldo de carne, enriquecidos con aromas especiados, como nuez moscada, típicos de una larga maduración en montaña. Sabor: Salado e intenso, con un ligero picante que añade profundidad, mientras que la dulzura es más atenuada, dejando espacio a un gusto rico y persistente. Maduración: 30 meses. Maridajes recomendados: miel de girasol, perlas de vinagre balsámico de Módena IGP y trufa, compota de higos y vinagre balsámico de Módena IGP, gelatina de Lambrusco de Módena DOP, crema de vinagre balsámico de Módena IGP y frutos del bosque, puré de frutos del bosque, mostaza fina de Carpi, cerveza de abadía o Belgian Strong Ale, vinos como Barolo, Amarone y Riesling de montaña, pan integral o crostini rústicos. Delicioso degustado solo o acompañado de frutos secos y vinos tintos con cuerpo. Se recomienda un cuchillo almendrado para quesos curados, para romper el queso manteniendo su textura quebradiza y granulada.
Precio IVA incluido
El Parmigiano Reggiano Prodotto di Montagna es una auténtica excelencia DOP elaborada con leche cruda de montaña, que garantiza su origen y calidad. La certificación de la UE asegura que la leche proviene exclusivamente de establos de montaña, con al menos el 60% de la alimentación cultivada en estas zonas. Seleccionado tras una rigurosa evaluación a los 20 meses, este queso alcanza su madurez completa a los 30 meses, desarrollando un perfil organoléptico rico e intenso, perfecto para quienes buscan sabores decididos y complejos. Aspecto: Forma cilíndrica tradicional con corteza dura. Pasta de color amarillo pajizo intenso, sin ojos o con ojos pequeños. Estructura: Granulosidad bien evidente, consistencia compacta y muy quebradiza, enriquecida con numerosos cristales de tirosina que aportan una crocancia distintiva. Olor y aroma: Complejos y envolventes, con notas de frutos secos y caldo de carne, enriquecidos con aromas especiados, como nuez moscada, típicos de una larga maduración en montaña. Sabor: Salado e intenso, con un ligero picante que añade profundidad, mientras que la dulzura es más atenuada, dejando espacio a un gusto rico y persistente. Maduración: 30 meses. Maridajes recomendados: miel de girasol, perlas de vinagre balsámico de Módena IGP y trufa, compota de higos y vinagre balsámico de Módena IGP, gelatina de Lambrusco de Módena DOP, crema de vinagre balsámico de Módena IGP y frutos del bosque, puré de frutos del bosque, mostaza fina de Carpi, cerveza de abadía o Belgian Strong Ale, vinos como Barolo, Amarone y Riesling de montaña, pan integral o crostini rústicos. Delicioso degustado solo o acompañado de frutos secos y vinos tintos con cuerpo. Se recomienda un cuchillo almendrado para quesos curados, para romper el queso manteniendo su textura quebradiza y granulada.