El Parmigiano Reggiano Prodotto di Montagna, madurado 36 meses, representa la culminación de la tradición DOP montañesa. La certificación de la UE asegura el origen de la leche, ordeñada completamente en establos situados en la montaña, y una alimentación natural de las vacas, cultivada al menos en un 60% en zona montañosa. Con una rigurosa evaluación cualitativa realizada a los 20 meses, este queso alcanza, a los 36 meses, la máxima expresión en complejidad y sabor, ideal para quienes buscan un gusto fuerte y decidido. Aspecto: Forma cilíndrica tradicional con corteza dura. Pasta de color amarillo pajizo intenso, sin ojos o con ojos pequeños. Estructura: Granulosidad bien evidente, consistencia muy quebradiza y granulosa, enriquecida con numerosos cristales de tirosina que aportan un agradable crujido. Olor y aroma: Complejos y profundos, con notas de frutos secos, caldo de carne y una ligera especia de nuez moscada, típica de una larga maduración en montaña. Sabor: Decidido y rico, con notas de especias y frutos secos. La salinidad está equilibrada por un regusto persistente y complejo, expresión de la madurez del queso. Maduración: 36 meses. Maridajes recomendados: miel de cítricos, perlas de limón, compota de fresas y vinagre balsámico de Módena IGP, gelatina de limones, crema blanca, purísima de albaricoques, guindas de tres días, cerveza Doppelbock, vinos como Riesling, Barolo y Amarone, pan integral o crostini rústicos. Ideal para degustar puro o acompañado de frutos secos y vinos tintos con cuerpo para una experiencia gustativa sofisticada. Se recomienda un cuchillo almendrado para quesos curados, que permite romper el queso sin alterar su estructura granulosa.
Precio IVA incluido
El Parmigiano Reggiano Prodotto di Montagna, madurado 36 meses, representa la culminación de la tradición DOP montañesa. La certificación de la UE asegura el origen de la leche, ordeñada completamente en establos situados en la montaña, y una alimentación natural de las vacas, cultivada al menos en un 60% en zona montañosa. Con una rigurosa evaluación cualitativa realizada a los 20 meses, este queso alcanza, a los 36 meses, la máxima expresión en complejidad y sabor, ideal para quienes buscan un gusto fuerte y decidido. Aspecto: Forma cilíndrica tradicional con corteza dura. Pasta de color amarillo pajizo intenso, sin ojos o con ojos pequeños. Estructura: Granulosidad bien evidente, consistencia muy quebradiza y granulosa, enriquecida con numerosos cristales de tirosina que aportan un agradable crujido. Olor y aroma: Complejos y profundos, con notas de frutos secos, caldo de carne y una ligera especia de nuez moscada, típica de una larga maduración en montaña. Sabor: Decidido y rico, con notas de especias y frutos secos. La salinidad está equilibrada por un regusto persistente y complejo, expresión de la madurez del queso. Maduración: 36 meses. Maridajes recomendados: miel de cítricos, perlas de limón, compota de fresas y vinagre balsámico de Módena IGP, gelatina de limones, crema blanca, purísima de albaricoques, guindas de tres días, cerveza Doppelbock, vinos como Riesling, Barolo y Amarone, pan integral o crostini rústicos. Ideal para degustar puro o acompañado de frutos secos y vinos tintos con cuerpo para una experiencia gustativa sofisticada. Se recomienda un cuchillo almendrado para quesos curados, que permite romper el queso sin alterar su estructura granulosa.